Sistemas de IA y su huella ambiental: el precio oculto del avance tecnológico

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Para que los sistemas de generación de texto mediante inteligencia artificial (chatbots) puedan funcionar, el medio ambiente tiene que pagar un alto precio, toda vez que por cada correo electrónico de 100 palabras escrito por ChatGPT requiere de una botella de agua, reveló un estudio realizado por The Washington Post (TWP) en colaboración con investigadores de la Universidad de California en Riverside.

En dicho análisis, se calculó la cantidad de recursos naturales que el sistema de OpenAI requiere para sus funciones más básicas, pues “cada petición en ChatGPT pasa por un servidor que realiza miles de cálculos para determinar las mejores palabras a utilizar en la respuesta”. Los servidores generan energía térmica para concretar esta actividad.

En este contexto, Shaolei Ren, profesor asociado, explicó en una entrevista para WIRED Italia que el agua transporta el calor generado por los servidores a torres de refrigeración para ayudarlo a salir del edificio. No obstante, en las zonas en las que el recurso es escaso, se utilizan grandes sistemas de refrigeración.

En consecuencia, según explicó Ren, la cantidad de agua y electricidad para procesar una respuesta de un chatbot depende de la ubicación del centro de datos, así como la proximidad del usuario a la instalación.

Con respecto al consumo de energía eléctrica, TWP estimó que para la redacción de un correo electrónico se requiere la misma cantidad que una docena de focos LED para funcionar durante una hora, por lo que, si una décima parte de los estadounidenses utilizara el sistema de OpenAI al menos una vez por semana durante un año, se consumiría la misma cantidad de energía que cada hogar de Washington en 20 años.

En México, los centros de datos para este tipo de industria se están concentrando en el estado de Querétaro, al centro de México, dónde, Amazon, Microsoft y Google planean, o ya están invirtiendo millones en infraestructura y desarrollo.

Específicamente Amazon dijo que invertirá cinco mil millones de dólares, y el gobierno anuncia a esta industria como un impulso de crecimiento, sin embargo, Querétaro es una entidad propensa a la sequía, en dónde también la red eléctrica experimentó fallas y apagones durante este verano, por lo que resulta relevante saber como la infraestructura de IA se abastecerá de agua y la energía adicional que requerirá para operar plenamente.

Las emisiones contaminantes de Google se disparan a causa de la IA

A los datos anteriores se puede agregar que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del gigante tecnológico Google aumentaron casi un 50 por ciento en los últimos cinco años debido a la apuesta que la compañía está haciendo para amplificar el uso de sistemas de IA, poniendo en duda el cumplimiento de sus objetivos climáticos

La compañía estadounidense dijo en un reporte que pretendía alcanzar la neutralidad de carbono en todas sus operaciones para el año 2030, e incluso reconoció que se trataba de una meta ambiciosa que navegaba en el terreno de la incertidumbre debido a la demanda computacional, consumo energético y costos ambientales relacionados con el funcionamiento de sus productos y servicios. La cantidad de contaminantes generada por la corporación ha crecido año con año desde 2020.

“En 2023, nuestras emisiones totales de GEI fueron de 14.3 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (tCO2e), lo que representa un aumento interanual de 13% y un incremento de 48% en comparación con 2019, nuestro año de referencia”, admitió la firma. Dicha cifra es equivalente a la cantidad de CO2 que pueden liberar 38 centrales eléctricas de gas en un año.

En torno a este tema, la Agencia Internacional de Energía explicó en un reporte que las infraestructuras de procesamiento de datos consumen alrededor del 1.3 por ciento de la electricidad mundial.

En la misma línea, Alex de Vries, fundador de la consultora Digiconomist, dijo que la huella energética e impacto ambiental de la IA crecerá “de manera trascendental” durante los próximos años.

Además, afirmó que hasta 2027, el consumo mundial de electricidad relacionado con recursos como Gemini o ChatGPT aumentará cada año entre 85 y 134 teravatios por hora (TWh).

Por su parte, la Universidad de Massachusetts, reveló que el entrenamiento de un modelo IA genera las mismas emisiones que cinco autos durante todo su ciclo de vida. 

En tanto, la Escuela Superior de Tecnología de la Universidad de Quebec determinó que la demanda computacional actual representa el 4 por ciento de los gases de efecto invernadero producidos por la actividad humana.

 Esas estadísticas cobran relevancia a medida que las grandes empresas tecnológicas se apresuran a integrar modelos de IA más capaces, potentes y accesibles. Diversos organismos afirman que es urgente adoptar prácticas más respetuosas con el medio ambiente en el ámbito de la tecnología y la gestión de datos. 

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), los macrodatos, la inteligencia artificial y la transformación digital pueden jugar un papel esencial a fin de garantizar la sostenibilidad ambiental y el desarrollo sostenible. 

La IA supone un riesgo para el mercado laboral

La irrupción de los robots, la automatización y la Inteligencia Artificial (IA) ya ha comenzado a transformar el mundo del empleo en algunos sectores como el de la automoción o la industria; pero continuará haciéndolo con intensidad en los próximos años, aunque según un estudio de la consultora PwC su impacto en la región no será significativo hasta la década de 2030, cuando uno de cada tres empleos ya no lo desempeñará un trabajador, sino que estará totalmente automatizado, es decir, lo desempeñará una máquina.

Con respecto a esto, Raúl Sánchez, director de Randstad Technologies, dijo que “Es cierto que la inteligencia artificial destruirá puestos de trabajo, sobre todo de baja cualificación. Pero al mismo tiempo se generarán posiciones relacionadas con el mantenimiento y la programación necesaria para el correcto desarrollo de los sistemas artificiales. Estas posiciones, sin duda, serán de mayor cualificación y estarán ocupados por perfiles relacionados con los grados de informática”.

Para David Plaza, director de Información e Innovación Tecnológica del Grupo Adecco, el temor a la destrucción de empleo ha acompañado siempre a los avances tecnológicos, pero “aunque muchos empleos terminan desapareciendo, también surgen otros nuevos que ni siquiera habíamos imaginado”. En su opinión, “deberíamos empezar a hablar más de transformación en el empleo que de creación o destrucción de puestos de trabajo”.

En la misma línea, Pablo Urqijo, director general de Experis, división especializada en las áreas de tecnologías de la información y la comunicación de ManpowerGroup, añadió que “históricamente, los temores sobre la tecnología han terminado por ser infundados en gran medida porque los beneficios han superan los daños. Nuestro desafío es maximizar los beneficios y minimizar el daño”.

La inteligencia artificial es una herramienta poderosa que está revolucionando diversos aspectos de nuestra sociedad, desde la interacción con las computadoras hasta el funcionamiento de las empresas y el mercado laboral. Sin embargo, su impacto no está exento de desafíos, incluyendo preocupaciones ambientales y cambios en el empleo.

Será importante, en el corto plazo, que los desarrolladores, las empresas y los legisladores trabajen juntos para mitigar los efectos negativos, promoviendo prácticas sostenibles y una adaptación justa en el ámbito laboral, a fin de asegurar un futuro más equilibrado y sostenible para todos.

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