Maduro reelecto: El destino de la industria petrolera en juego

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Venezuela celebró elecciones generales, en las que el candidato puntero de oposición, Edmundo González, compitió y perdió por el poder ejecutivo contra el actual presidente, Nicolás Maduro, que este 2024 completa 11 años en el poder, y con el 51.20 por ciento de los sufragios se convertirá en el mandatario con el periodo más largo en la historia reciente del país; estará al frente del pueblo venezolano hasta 2031, sumando 18 años en el cargo.

Desde que Maduro tomó el control del Gobierno venezolano, dicha nación se ha enfrentado a una crisis humanitaria y económica, pues de acuerdo con la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental (Bureau of Western Hemisphere Affairs) del gobierno de Estados Unidos, “más de 9.3 millones de ciudadanos en Venezuela sufren de inseguridad alimentaria de moderada a grave”, lo que se traduce en aproximadamente un tercio de la población total del país.

Además de los problemas sociales, con la llegada de Maduro, la industria, específicamente la del petróleo, sufrió una debacle. Debido al desmantelamiento de la empresa petrolera más importante del país, Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en 2014, la producción de crudo cayó y la economía nacional experimentó una desestabilización.

De acuerdo con el más reciente informe de la Oficina Económica y Comercial de España en Caracas, la producción de crudo de Venezuela aumentó 9.4 por ciento con respecto a 2022, mientras que el promedio al cierre de 2023 alcanzó los 783 mil barriles por día (bpd), lejos de la meta establecida por el gobierno de un millón de bpd.

El informe también advierte que “la mayor parte del incremento de producción petrolera observado durante 2023 puede atribuirse a Chevron”; la empresa de origen estadounidense reanudó operaciones en el país caribeño después de que el gobierno de Joe Biden le otorgara una licencia para operar en territorio venezolano.

El colapso de la industria petrolera en Venezuela

Pese a los resultados relativamente positivos, el país sigue experimentando un considerable descenso en la producción de crudo, pues si bien dicho sector comenzó a experimentar problemas de forma global a partir de 2014, las políticas de Maduro provocaron que en 2013 PDVSA dejara de ostentar la sólida reputación como una de las petroleras nacionales más fuertes del mundo, ya que de acuerdo con un informe financiero auditado a finales de ese año, la compañía producía 3,02 millones de barriles diarios y procesaba 1,2 millones de bpd en el sistema nacional de refinación.

Además, PDVSA mantenía 231 mil millones de dólares estadounidenses en activos, plantas y equipos, 84 mil millones más en patrimonio neto y arrojaba 12 mil millones en ganancias, por lo que fue clasificada por el Petroleum Weekly Report como la quinta empresa de dicho sector más influyente.

La caída de la empresa estatal tuvo como antecedente una campaña de persecución política interna en contra el Ministerio de Petróleo de Venezuela y la misma PDVSA, impulsada por el entonces nuevo gobierno de Maduro, que ya buscaba afianzarse en el poder; el objetivo era destruir la cúpula directiva heredada del gobierno chavista a fin de obtener el control total de la empresa y sus ingresos.

Venezuela /PDVSA

Dicha persecución llevó a directivos, gerentes y empleados al exilio y la cárcel, en su lugar, el gobierno nombró a operadores políticos, sin conocimiento ni experiencia en el sector petrolero, que brindaron apoyo incondicional a las políticas de Maduro, pero perjudicaron la capacidad operativa de la empresa, toda vez que eludieron mecanismos de control y rendición de cuentas.

En consecuencia, el gobierno de Maduro dejó de emitir el Informe de Auditoría Financiera de PDVSA, tampoco presenta los resultados de la gestión a la Asamblea Nacional de Venezuela.

Posteriormente, debido a la condición en la que se encontraba la empresa como consecuencia de años de malas políticas gubernamentales, Maduro cedió el control de la compañía al poder militar en 2017; el general de la Guardia Nacional de Venezuela, Manuel Quevedo, fue designado como presidente de la corporación y titular del Ministerio de Petróleo.

Desde entonces, la producción de petróleo experimentó un declive. La capacidad de refinado se redujo en 90 por ciento, por lo que PDVSA desvió los ingresos que le quedaban por la producción de crudo para pagar préstamos otorgados por parte de China al Gobierno venezolano.

Como resultado de la falta de ingresos petroleros y sin políticas económicas a largo plazo, Venezuela sufrió una aguda inestabilidad económica con la segunda mayor hiperinflación de su historia. De acuerdo con datos de Statista, dicho indicador alcanzó una tasa interanual de 51.40 por ciento en lo que va de este año.

Con las elecciones generales en la agenda, Edmundo González se posicionó como el principal candidato opositor, ya que apuntaba a propiciar una reducción inflacionaria, mejora salarial, reducción de deuda y recuperación de la industria de hidrocarburos; sin embargo, y pese a la presión de naciones colindantes para celebrar una jornada democrática transparente, Maduro ganó la contienda de forma ‘oficial’ con el 51 por ciento de los votos y el 80 por ciento de las casillas escrutadas.

Nicolás Maduro frente a Edmundo González: el destino de Venezuela

González fue originalmente registrado como sustituto después de que la exdiputada María Corina Machado no pudiera inscribirse como la abanderada del partido Plataforma Unitaria Democrática debido a una sanción impuesta por la Contraloría General de la República, cuya validez fue refrendada por el Tribunal Supremo de Justicia.

Al ser nombrado candidato, González mantuvo el mismo discurso que Machado, es decir, planificar políticas, estrategias y acciones de gestión para satisfacer la demanda y necesidades de la población.

El candidato también dijo en diferentes entrevistas que mantendría relaciones con países como Cuba o Nicaragua, pero dejó claro que revisaría el alcance de seguir con dichos lazos.

“Nosotros vamos a tener relaciones con todos los países del mundo, unas relaciones en paz y respeto, y a los intereses del país; no bajo intereses ideológicos”, comentó el candidato durante una entrevista.

Asimismo, afirmó que de resultar electo, estaría comprometido a llevar a cabo una transición que permitiera a los exiliados regresar al país y a los presos políticos ser liberados

Con respecto a la industria petrolera, González solo comentó que “los planes de gobierno se actualizaban diariamente”, y que entre esos objetivos estaba el tema energético y la posibilidad de privatizar PDVSA.

En la misma línea, afirmó que, tendría que recuperar la relación con Estados Unidos, misma que calificó como “tormentosa”, argumentando que se trató de “10 años sin relaciones normales, sin cooperación y sin diálogo político”.

En contraste y pese a sus antecedentes al frente de Venezuela, Nicolás Maduro basó su discurso en políticas de “desarrollo y bienestar” mediante la creación de las “Siete Transformaciones”.

Según el mandatario, la primera transformación consistirá en la modernización de métodos y técnicas de producción para concretar la diversificación económica con un nuevo modelo exportador.

Además, afirmó que como parte de la segunda transformación buscará la expansión de la ‘Doctrina Bolivariana’ en sus dimensiones políticas, científicas, culturales, educativas y tecnológicas “ante las amenazas que ciñen Venezuela”.

Las transformaciones restantes, según explicó Maduro, giran en torno a que su administración trabaje en perfeccionar el modelo de convivencia ciudadana; Acelerar la recuperación del estado de bienestar que al mismo tiempo afiance los valores del socialismo; Avanzar en la consolidación de la democracia directa con ética republicana; Sumar acciones para combatir la crisis climática, y buscar la reconstrucción de la integración latinoamericana.

Sin embargo, aunque sus propuestas parecen esperanzadoras, diferentes especialistas señalan que, su reciente victoria podría prolongar las sanciones generalizadas de Estados Unidos al petróleo, resultando nuevamente en problemas para la micro y macroeconomía de Venezuela, contribuyendo así a un entorno el que la migración es la única opción para los ciudadanos del país caribeño.

En este contexto, Ryan C. Berg, director del Programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) denunció que el régimen de Maduro tomó una serie de acciones represivas en contra de la oposición, “incluyendo un marcado aumento de detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas de la sociedad civil” a fin de “crear desesperanza y generar apatía política”.

Asimismo, señaló que Estados Unidos debería endurecer más las sanciones en contra del régimen “para mostrar a Maduro que hay consecuencias”.

En contraste, Michael Shifter, expresidente del Diálogo Interamericano, apuntó que existe una gran posibilidad de que Estados Unidos imponga de nuevo todas las sanciones comerciales hacia Venezuela y suprima la licencia del gigante estadounidense Chevron

Además, estimó el gobierno de Biden actuará con Brasil y Colombia para tratar de convencer al chavismo “de que esto no es una situación sostenible”, que “los venezolanos no lo aceptarán y habrá disturbios”.

En definitiva, Venezuela se enfrenta a un futuro incierto bajo el mandato prolongado de Nicolás Maduro. La nación, sumida en crisis económicas y sociales, espera que las promesas de desarrollo y bienestar se materialicen mientras la comunidad internacional observa de cerca, lista para intervenir si la situación se deteriora aún más.

Por Sebastián Campos Rivera

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