De acuerdo con la Subsecretaría de Planeación y Transición Energética, los acuerdos voluntarios de eficiencia firmados con grandes consumidores ya generaron ahorros acumulados cercanos a 760 millones de pesos, resultado de 16 convenios suscritos con empresas de alto consumo energético.
La cifra fue confirmada por la dependencia durante los eventos públicos realizados esta semana y retomada por medios nacionales como «La Jornada y La Razón». En ellos se detalló que los acuerdos establecen metas claras, indicadores de desempeño y esquemas de seguimiento anual, además de compromisos de inversión y medición verificable de resultados.
Por su parte, la SENER entregó reconocimientos a 24 instalaciones pertenecientes a 12 empresas que se incorporaron al programa durante 2025. El padrón incluye compañías de sectores como: manufactura, alimentos, hotelería y logística, con nombres de peso como Audi, General Motors, Heineken, Ternium, BorgWarner, Arteche, así como cadenas del sector hotelero. Por lo que, se trata de consumidores intensivos capaces de modificar su curva de demanda en el corto plazo, algo que en otros sectores suele tomar un rango de años.
Más allá de las cifras, el impacto se explica por la naturaleza de las medidas implementadas. La eficiencia, subraya SENER, no se limita al cambio de luminarias, sino a una gestión integral de la energía: auditorías técnicas, establecimiento de líneas base, modernización de motores, sistemas de aire comprimido y «chillers», recuperación de calor y plataformas avanzadas de control. La metodología y el calendario pactados permiten verificación externa y reducen el riesgo de que los compromisos queden en simples estrategias de imagen.
El contexto energético refuerza la relevancia del programa. Hacia 2026, la demanda eléctrica crecerá impulsada por fenómenos como el nearshoring y la instalación de centros de datos. En ese escenario, cada «kilowatt-hora» ahorrado equivale a capacidad liberada para la red, un factor crítico cuando la expansión de la transmisión avanza, pero no al ritmo del crecimiento de la carga.
El principal reto ya no es solamente tecnológico, sino de escala y financiamiento. Si 24 instalaciones lograron ahorros verificables en cuestión de meses, el potencial sería mayor con cientos de sitios industriales apoyados por esquemas de ESCOs, créditos verdes y medición homologada. Experiencias de países como Alemania y Japón muestran que la eficiencia sostenida, basada en contratos de desempeño y monitoreo en tiempo real, rinde más que las campañas aisladas. Para México, además, resulta más barato capturar ahorros que instalar capacidad equivalente, especialmente en un contexto de largos plazos de entrega para transformadores y equipos pesados.
La participación de los grandes corporativos también establecen estándares. Cuando una automotriz o una acerera adopta metas alineadas con Science Based Targets, el efecto se extiende a proveedores y parques industriales completos: equipos de alta eficiencia, variadores de velocidad, medidores inteligentes, submedición por línea y contratos eléctricos con respuesta a la demanda.
La pregunta de política pública es si SENER llevará estos acuerdos voluntarios a un esquema masivo, acompañado de incentivos fiscales, líneas de crédito y protocolos robustos de medición, reporte y verificación (MRV), en coordinación con la banca de desarrollo y los gobiernos estatales. Por ahora, la perspectiva de 2025, son de 760 millones de pesos en ahorros y 24 instalaciones adheridas, aparecen como el punto de inicio en cuanto a las metas presentadas.
A tan solo unos meses del 2026, el verdadero indicador de éxito no será solo el ahorro monetario, sino la reducción de demanda pico y la capacidad liberada en nodos críticos del sistema eléctrico. Si ello se traduce en menores costos marginales locales y menos interrupciones por restricciones de red, la eficiencia energética habrá impactado la competitividad del país tanto como la nueva generación.