Durante los últimos meses se percibe un cambio claro en el ritmo del impulso a los proyectos de energía solar y eólica, marcando un giro relevante frente a los años de freno regulatorio que vivió el sector, afirma Olvia Malagón, directora del Norte de Latinoamérica en Arctech.
La líder del sector afirma que, pese a que la administración de Claudia Sheinbaum ha retomado con fuerza estos proyectos, el nuevo momento de la transición energética en México todavía convive con dudas sobre la forma en que la iniciativa privada podrá integrarse de manera clara y ordenada a este proceso.
Tras varios años de incertidumbre, el país comienza a perfilar un escenario más favorable para la aceleración de la infraestructura solar. La reactivación de permisos, la redefinición del papel de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y el mensaje político de fortalecer a la empresa del Estado como eje de la transición energética están dando señales de mayor certidumbre, aunque aún quedan pendientes las reglas finas de participación para los privados.
“Lo que hemos estado viendo es una reactivación total; varios clientes nos avisan que ya les están liberando permisos y que proyectos retrasados desde hace cuatro años finalmente están avanzando”, explica Malagón en entrevista con Daily Energy el videopodcast de Petróleo & Energía.
A su juicio, uno de los mensajes más relevantes del nuevo marco regulatorio es presentar a la CFE como un agente confiable, con procesos técnicos más estrictos y personal capacitado para evaluar proyectos y propuestas tecnológicas.
Este nuevo entorno ha permitido que proveedores tecnológicos consoliden su presencia en el país. En este contexto, Arctech LATAM anunció que ya superó 1.2 gigawatts (GW) instalados en México, principalmente en estados del norte como Sonora, Chihuahua y Aguascalientes.
Para Malagón, aunque el proceso ha sido largo, los resultados empiezan a ser visibles.
“Ha tomado varios años porque hubo una pausa muy importante, pero ahora los proyectos están siendo mucho más dinámicos y se nota que esa esperanza que teníamos como mexicanos en la energía solar ya empieza a dar resultados”, señala.
La directiva subraya que el potencial técnico de México sigue siendo uno de sus principales activos estratégicos. En ese sentido, proyectos emblemáticos como la tercera fase de la central fotovoltaica de Puerto Peñasco, a cargo de la CFE, refuerzan la idea de que el país puede convertirse en un referente regional. “Es un proyecto que aspira a ser el más grande de Latinoamérica en energía solar y almacenamiento”, afirma.
Malagón reconoce que el sector ha pasado por distintos ciclos. Por ejemplo, recuerda el boom de inversiones durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, seguido por una pausa en la administración anterior, que priorizó otros frentes energéticos.
“No lo veo de forma negativa; se buscó aprovechar otros recursos naturales, pero la energía solar en México siempre se va a poder desarrollar”, sostiene. Hoy, con el nuevo impulso del gobierno de Sheinbaum, el desafío no sólo es acelerar los proyectos, sino definir con claridad cómo la iniciativa privada puede integrarse a esta nueva etapa de la transición energética.
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