La elegancia se viste de naranja con Angelus

Con el naranja como hilo conductor, Angelus presenta una creación de alta relojería que combina arquitectura mecánica, diseño contemporáneo y precisión extrema en una edición limitada de solo 25 piezas.

por:  Redacción
Hace 3 minutos
petróleo y energía
AN Flying Tourbillon Titanium Orange rubber_soldier
AN Flying Tourbillon Titanium Orange rubber_soldier
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Hay colores que no buscan agradar: buscan afirmar. En la alta relojería, el naranja es energía y riesgo creativo. Angelus lo eleva con precisión. Y lo convierte en elegancia contemporánea.

Un manifiesto cromático

El Flying Tourbillon Skeleton Titanium Orange Edition no es una simple variación estética. Es una declaración creativa firmada por Angelus. Se presenta en una edición limitada de 25 ejemplares.

Desde el primer vistazo, la pieza traza un contraste limpio. El negro profundo del movimiento dialoga con el titanio satinado de la caja. Los acentos naranjas recorren la esfera y ordenan la lectura del tiempo.

Angelus define este uso del color como un hilo conductor. El naranja aporta energía visual y refuerza la lectura gráfica. La mecánica deja de ser un secreto. Se vuelve un lienzo contemporáneo.

Arquitectura con pulso técnico

La caja de 42.5 milímetros expresa una construcción con intención. Hay una superposición precisa de volúmenes. Todo apunta a una idea: rigidez, ligereza y control.

En el núcleo, una cámara estanca de compuesto de carbono protege el movimiento. El material aporta una ligereza notable. También sostiene la rigidez estructural. Este corazón técnico se integra en una jaula exterior modular de titanio. La estructura refuerza la estabilidad. Y subraya la sofisticación visual del conjunto.

El movimiento en esqueleto revela capas y profundidades. Cada nivel cumple una función estética y mecánica. Angelus describe esta construcción como un “crisol de energías”. Convergen la energía estructural, la luminosa y la gráfica. La energía personalizable aparece con las correas intercambiables.

Precisión suspendida

En el centro de la pieza late el calibre A-310 de cuerda manual. Es una interpretación avanzada del tourbillon volante en formato esqueleto. Su arquitectura tridimensional combina una platina calada con puentes circulares ligeros. El objetivo es claro: transparencia sin concesiones.

El tourbillon se ubica a las seis en punto. Completa una rotación cada minuto. Se presenta suspendido, sin puente superior visible. Un puente inclinado a 160 grados lo sostiene. La asimetría genera tensión visual. Y refuerza el equilibrio dinámico del diseño.

La frecuencia es de 4 Hz. La reserva de marcha es de 60 horas. El rendimiento se mantiene estable. Incluso con una construcción abierta y exigente.

Legibilidad, identidad y luz

La esfera despliega un juego magistral de volúmenes. El anillo periférico de los minutos parece flotar. Descansa sobre un bisel negro que refuerza el contraste.

Los índices horarios introducen un acento técnico clave. Angelus los desarrolla por primera vez en bloques monolíticos de Super-LumiNova. La legibilidad se vuelve impecable, incluso en baja luz. La estética no se sacrifica.

AN Flying Tourbillon Titanium Orange rubber
AN Flying Tourbillon Titanium Orange rubber

Los tornillos adoptan el diseño de hélice tripala, firma histórica de la Maison. Las ruedas muestran tres dobles radios calados. Trazan una coreografía visual precisa. La mirada regresa siempre al tourbillon volante.

Tres correas, tres actitudes

La experiencia se amplía con un sistema de correas intercambiables de liberación rápida. Son tres opciones y tres registros.

El cuero de cocodrilo negro aporta elegancia clásica. El caucho naranja texturado introduce un lenguaje deportivo. La correa de titanio integrada ofrece continuidad arquitectónica. El reloj cambia de tono sin perder identidad.

Esta versatilidad no diluye el carácter. Lo amplifica.

Una visión que mira al futuro

El Flying Tourbillon Skeleton Titanium Orange Edition encarna la filosofía L.A.B: Legacy and Beyond. Aquí, la herencia técnica convive con una arquitectura audaz y líneas limpias. Angelus demuestra que la alta relojería puede ser rigurosa y emocional a la vez. El naranja no es un detalle: es un lenguaje. Y cuando el lujo se atreve a hablar en voz propia, el tiempo se vuelve una experiencia.

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