Volkswagen hace historia: cierra su primera planta en Alemania y la convierte en un campus de inteligencia artificial

Transformará la planta de Dresde en un centro de investigación en inteligencia artificial, robótica y semiconductores.

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Foto: Depositphotos

La industria del automóvil atraviesa una transformación profunda y Volkswagen acaba de protagonizar un hito histórico que lo confirma. Por primera vez en sus 88 años de trayectoria, el fabricante alemán dejará de producir vehículos en una planta situada en Alemania. Desde hoy, la fábrica de Dresde cesa definitivamente su actividad industrial para convertirse en un campus de investigación dedicado a la inteligencia artificial, la robótica y los semiconductores.

De acuerdo con información del «Financial Times», la decisión responde a la creciente presión financiera que sufre el grupo en el actual contexto del sector. A la debilidad de las ventas en China se suma la menor demanda en el mercado europeo y el impacto de los aranceles estadounidenses sobre sus operaciones en Norteamérica, factores que han tensionado la liquidez del fabricante.

La planta de Dresde, conocida por haber iniciado la producción del eléctrico ID.3, se ve directamente afectada por este ajuste estratégico. Volkswagen ha revisado su presupuesto de inversión a la baja: de los 180.000 millones de euros previstos inicialmente para el periodo 2023-2027, el grupo destinará finalmente unos 160.000 millones en los próximos cinco años. Ya en octubre, el director financiero de la compañía, Arno Antlitz, advirtió de que el flujo de caja neto previsto para 2025, inicialmente cercano a cero, podría ser solo ligeramente positivo. Aun así, los analistas prevén que la presión financiera continúe. “Existe claramente tensión sobre el flujo de caja en 2026”, menciona Stephen Reitman, analista de Bernstein.

En este escenario, Volkswagen busca reducir costos y mejorar su rentabilidad operativa. A los desafíos actuales se añaden los previsibles cambios en la normativa europea, que permitirán una mayor vida comercial a los motores de combustión más allá de 2035, obligando al grupo a realizar nuevas inversiones para actualizar esta tecnología.

El bajo rendimiento histórico de la planta de Dresde ha sido clave en la decisión. Por su parte, Moritz Kronenberger, gestor de carteras en Union Investment, apunta que para cumplir los objetivos de inversión es necesario eliminar proyectos menos rentables. Desde su puesta en marcha en 2002, la fábrica ha producido menos de 200.000 vehículos, una cifra muy inferior a la producción anual de la planta central de Wolfsburgo.

Concebida inicialmente como un escaparate tecnológico de la marca, Dresde comenzó ensamblando el Phaeton, un modelo de alta gama con escaso éxito comercial. Tras su retirada en 2016, la planta se reconvirtió para fabricar el ID.3 como símbolo de la electrificación del grupo, aunque sus ventas tampoco alcanzaron las expectativas.

El consejero delegado de Volkswagen, Thomas Schäfer, aseguró que la decisión de detener la producción “no se tomó a la ligera”, aunque reconoció que “desde un punto de vista económico era imprescindible”. El cierre afecta a 225 empleados, a quienes se ha ofrecido la opción de trasladarse a la planta de Wolfsburgo, con un incentivo de 30.000 euros, o acogerse a un plan de jubilación anticipada.

A partir de ahora, las instalaciones de Dresde serán arrendadas a la Universidad Técnica de Dresde para la creación de un campus de investigación centrado en inteligencia artificial, robótica y chips. Tanto la universidad como Volkswagen invertirán conjuntamente 50 millones de euros en el proyecto durante los próximos siete años, marcando así una nueva etapa para una planta que simboliza el cambio de rumbo de toda la industria automovilística.

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